#254 Hardwired… to Self-Destruct

Aquel Sonisphere de 2009 me dejó un buen sabor de boca. Aunque admitamoslo, si los protagonistas eran Metallica las posibilidades de que yo estuviera entre el público eran inmensas. A finales de 2017 la banda lanzó “Hardwired… To Self-Destruct”, un doble disco con el que pretendieron volver a un sonido más clásico, pero que pecaba como en muchas otras ocasiones de un exceso de canciones y duración además de una de las portadas más horrendas de su discografía. Pero eran Metallica, y en directo son una apisonadora y seguro que el montaje sería espectacular y que sonarían muchos de los temas clásicos.

Las circunstancias de la vida hicieron que este concierto de Metallica lo viviera con Rubén, otro gran seguidor de la banda. Aquel tour de presentación en salas grandes recuperaba cierta proximidad que con los festivales y los estadios se había perdido. Además el escenario situado en el centro del Sant Jordi me traía buenos recuerdos de mi primer concierto en esa misma plaza. En aquella ocasión era un doble escenario que recordaba a una guitarra. Esta vez era un un gran escenario cuadrangular que permitía la visión desde cualquier rincón del Palau. Lo que no se sabía por plano era el complejo sistema de pantallas que había sobre el mismo, rompiendo con la clásica pantalla gigante.wp-1675811725170

Los teloneros escogidos para la velada eran los noruegos Kvelertak, una banda con todo un imaginario visual y musical bastante interesante. Pero la previa del concierto y mi necesidad de comprar el tourbook de la gira, con el tiempo de cola que eso implica hizo que solo pudiéramos escuchar los temas de casi toda su actuación. Una vez ubicados en nuestros asientos y de tener una cerveza en la mano para disfrutar del concierto nos dió tiempo de los tres últimos temas de su repertorio. “Blodtørst”, “Månelyst” y “Kvelertak” fueron la muestra que me dejó con ganas de verlos en una sala más pequeña. Pero estábamos a punto de ver un nuevo concierto de una de las bandas pilares de nuestras vidas y poco mas que eso tenía importancia en aquel momento. 

En el momento en que en las pantallas se mostraba el cementerio de Sad Hill y sonaba “The Ecstasy Of Gold” del maestro Morricone, un seguidor de Metallica ya sabe lo que significa: Que la descarga está a punto de empezar. Nuestra ubicación nos permitía ver el pasillo por el que los cuatro jinetes llegaron al escenario desde la zona de camerinos. Los vimos muy entusiastas saludando a su paso a quien les tendía la mano. wp-1675811725211La machacona intro de “Hardwired… To Self Destruct” dejaba claro que ese sería el tema de inicio. Ya nos dejó ver que Papa Het estaba pletórico de voz y que en él está la mitad del alma de la banda. La otra gran parte la lleva Lars Ulrich, con un set central que iría girando para que todos pudieran verlo bien. Mientras tanto Hammett y Trujillo no paraban de moverse de un lado al otro de los vértices del escenario. Los cubos que flotaban sobre sus cabezas iban adquiriendo diferentes formaciones según el tema y siempre había algún estímulo visual en ellos. Sin dar descanso ni tregua se lanzaron con otro tema nuevo, “Atlas, Rise”, de lo mejor que hay en el disco, y que dejó ver que el público que llenaba el Sant Jordi estaba tan entregado como la banda.

Ese fue el primer momento en que Hetfield se dirigió al respetable incluso en castellano. Anunció a la familia Metallica que habían venido a mostrar el material nuevo, pero que no faltarían muestras de su old school. Y tal y como lo anunció el riff de “Seek and Destroy” hizo enloquecer al público. La banda en forma y los Ouyeah de Papa Het hacían que el público disfrutara de lo lindo. Pudimos ver a los cuatro arropando a Lars, a Trujillo girando con su bajo y a Hammett exprimir su pedal de wha hasta el límite. Mientras en los cubos imágenes de los primeros años acompañaban el tema. wp-1675811725145

La sensación que daba desde nuestro sitio es que la banda estaba disfrutando de la vuelta a los escenarios. Una intro con suspense nos trajo “Through The Never”,  uno de mis temas favoritos del “Black Album”. Una previa de lujo para otra de sus canciones más clásicas, ese canto a la locura que es “Welcome Home (Sanitarium)”. La coreografía de los cubos era realmente hipnótica y le daba a la banda un punto muy interesante y espectacular al conjunto. Tras los clásicos, llegaba el momento de volver al material nuevo. “Now That We’re Dead” no deja de ser un tema correcto para el que incorporaron una sección de percusión. Del suelo se elevaron unos cubos para que Hetfield, Ulrich, Hammett y Trujillo se divirtieran en su particular fiesta percusiva, en la que curiosamente James era quien llevaba el ritmo principal. “Confusion” fue otro de los temas del último trabajo que sonaron.  Quizás esos dos temas fueron, si hubiera que escoger, la parte más floja del concierto. La parte positiva… que todo volvería a subir!

Con Trujillo teniendo el protagonismo sólo hay un tema clásico de la banda que puede sonar, y es que la mítica intro de bajo que dejó grabada Cliff Burton nos anunciaba que  “For Whom The Bell Tolls” era la siguiente. Otro tema nuevo como “Halo On Fire” (de los nuevos uno de los más coreados) dió con uno de los momentos para mí mas curiosos de toda la carrera de Metallica. wp-1675811725195Para dar descanso a Hetfield y Ulrich, Trujillo y Hammett fueron escogiendo temas de la zona donde estuvieran. Ellos dos a bajo, guitarra y voz hacían alguna versión inesperada. Se les escuchó tocar por Europe, Scorpions… según el país. Aquí en Barcelona podría ser un tema de Sangrait, de hecho fueron sus teloneros en la gira del ‘92. En Madrid los escogidos fueron “Vamos muy bien” de Obús y “Los Rockeros van al Infierno” de Baron Rojo, así que la opción de Sangtrait parecía la más lógica. Pero mira tú por donde que el día antes habían estado de clases de flamenco y se decantaron por “El Muerto vivo” de Peret. Una rumba catalana en un concierto heavy… que por supuesto fue coreada por todo el mundo. Para mí todo un acierto y unos cojones muy grandes por su parte. Lastima que en su paso por el Estadi Olímpic del año posterior no arriesgaran con otro tema y volvieran a homenajear a Peret

Tras el momento loco, Trujillo se quedó en el escenario solo para recuperar “(Anesthesia) Pulling Teeth”. Otra versión que sonó aquella noche fue “Breadfan” de su mítico “5.98$ Garage EP”, y que fue el tema escogido por la banda para colgar de modo profesional de aquella noche. De la época más controvertida de la banda recuperaron “The Memory Remains” que con el tiempo se ha convertido en un tema casi necesario con el que el público se deja la garganta reproduciendo los coros que Marianne Faithful aportaba en el original. Uno de los mejores temas de ese último disco era “Moth Into The Flame” que nos dejó otro de los momentos altos de la noche. Además de las múltiples coreografías de los cubos se añadía ahora un enjambre de drones que aparecieron desde el suelo  danzando y sobrevolando a la banda.wp-1675811725217

El tiempo se pasaba volando con tanto estímulo, pero cuando James Hetfield preguntó al personal si lo que querian era realmente Heavy, todos sabiamos que el album negro tendria otro gran momento de la mano de “Sad But True”. Siguieron con el final de concierto más épico que se puede tener con dos temas como “One” y “Master Of Puppets”. Dos clásicos que no pueden faltar en el repertorio de la banda. Esta vez no hubo explosiones ni fuego en “One”, pero sonó igual de contundente que siempre. Y tras dirigirnos como marionetas, los cuatro jinetes se despidieron de nosotros sabiendo que aún quedaba algo de gasolina en el depósito y que había que vaciarse del todo. 

Con el Sant Jordi apagado y la intro de “Spit Out The Bone”, las llamaradas dieron con el inicio de los bises. Aunque hubiera preferido alguno de los temas clásicos de la banda para empezarlos, reconozco que este es uno de los más interesantes del disco, así que tampoco le voy a poner muchas más pegas. Mientras tanto en los cubos se mezclaba el logo de Metallica con las banderas española, catalana y la de Barcelona. wp-1675811725206Una manera muy elegante de esquivar polémicas territoriales. Tras agradecer a la familia nuestra asistencia el gran final del concierto. Aunque para mi gusto y esto es muy personal, el de esta gira fue uno de los finales menos contundentes que una banda como Metallica puede ofrecer. “Nothing Else Matters” es un clásico que no puede quedarse fuera, lo entiendo. Pero como penúltima canción? Cuando lo que debes de hacer es terminar de reventar a los que han venido a verte… Es un tema para empezar el tramo final antes de los bises. Si me apuras como último tema antes del descanso. Y con “Enter Sandman”, aunque no está mal terminar con ella aún se me antoja floja para terminar. Un simple cambio de orden con “One” y “Master of Puppets” le daría al show mucho más sentido. Pero esto es solo una opinión personal. 

Y llegado el momento de las despedidas, se dedicaron varios minutos a lanzar púas a las primeras filas que rodeaban el escenario a dar una y otra vez las gracias, y cada uno de los músicos pasando por el micrófono para dirigirse a la audiencia. Y nosotros felices con el concierto visto… lo que no sabía en ese momento es que el año siguiente tendría otra cita con ellos… pero eso ya forma parte de otra entrada.

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#137 Cada vez más Flaco

Da vértigo echar la vista atrás y ver la cantidad de años y cosas que han pasado en la vida de uno. La velocidad a la que se suceden los acontecimientos tiene a veces un punto absurdo del que apenas uno es capaz de asimilar. Mirar por el retrovisor de la vida de vez en cuando, o a menudo como hago con este blog, sirve para recuperar buenos y grandes momentos. Elnúmero de veces que he visto a Dani Flaco en directo creo que compite en presencias fácilmente con Springsteen. Vale, igual es mucho más sencillo cuando la proximidad es una de las bazas para que eso pase. De hecho, la proximidad es un concepto mucho mas importante para esta entrada de lo que pensaba.

wp-1675423404027A Dani lo conocí como se conoce a la buena gente, en un bar casi a esa hora en la que las persianas se bajan pero la vida aun sigue en su interior. El Astrolabi y el Oncle Jack eran esos sitios que pasaron de ser un bar a ser “casa” y él era uno de aquellos inquilinos habituales. Sus pases acústicos cada vez eran más multitudinarios y la lógica imperante hizo que cada vez visitara menos aquel bar en pro de crecer como músico. Esa carrera de fondo lo llevó a tocar en el Teatre Joventut en más de una ocasión. Una plaza importante, tocando en casa y para además poder dejarlo todo registrado en un disco en directo. Aquella noche de Febrero, todos los que habíamos pasado en algún momento por cada bar tuvimos un sitio donde juntarnos. Si echabas un vistazo a tu alrededor era fácil trazar una linea entre dos miradas que se conocían. 

Sobre el escenario se juntaban cuatro de los mejores músicos que se pueden encontrar. Miguel Ballester a la batería y Jordi Cobre al bajo eran la máquina que perfectamente engrasada llevaba el tempo y el compás. David Sam era el encargado de crear los paisajes sonoros a los teclados y acordeón. Pepo López a las guitarras y otras cosas con cuerdas completaba una banda que sonaba compacta y seria, pero sin perder un ápice del buen rollo que transmitían. Durante dos horas hicieron del teatre Joventut un gran bar en el que la distancia entre el escenario y el público es prácticamente nulo. Rompiendo en más de una ocasión esa cuarta pared como llaman en el cine, las interacciones con el público entre tema y tema le devolvieron esa proximidad a la solemnidad del evento.

wp-1675423404071Desde el momento en que subió el telón, con el inicio de “Una salida de emergencia” ya se pudo ver que aquella noche no se iba a guardar ni una pizca de intensidad. A pesar de que los músicos permanecieron sentados durante casi todo el concierto, era la electricidad de un concierto de rock la que se percibía. “La Ley del Último Trago” consiguió llevar la esencia del cantautor a la interpretación con banda y fue la primera de las tantas veces en que los coros del público acompañaron sus temas. Sirvió el concierto para  presentar cuatro temas nuevos que no estaban en sus tres discos anteriores: “Guarda Silencio”, “Nomeolvides”, “Luz de Gas” y “De Quicio”. Uno de los momentos más íntimos lo dejó “A Ras de Suelo”, un tema que bien podría haber cantado Enrique Urquijo a dúo en “Al Alimón” en una realidad mejorada en la que aún pudiéramos disfrutar del líder de Los Secretos (De hecho fue su hermano Álvaro el que lo hizo). Pero no solo de los grandes de la música española ha bebido, los aires de George Harrison en “Historias Desesperadas”, o del Mark Knopfler en solitario en “Luz de Gas” dejan su marca en las melodías de Dani Flaco

Sin prisa ni pausa, reposando y degustando cada momento del directo nos fuimos acercando al final. “Corazón en Bancarrota” fue la escogida para dejarnos con ganas de un poco más y sirvió para que las cuerdas vocales de los presentes se desgañitaran para acompañar este híbrido entre vodevil del oeste y ranchera. wp-1675423404066Con la pausa de rigor volvieron los músicos y desaparecieron las sillas del escenario y en el patio de butacas todos nos pusimos en pie para disfrutar del fin de fiesta como un concierto merece. “Y si te marchas” sirvió para encender la mecha de un incendio sonoro de grandes magnitudes como fue “Esa Hora” en la que Pepo se desmelenó como él sabe hacer. Con todos en pie, Dani volvió a hacer un guiño a esas noches de taburete y bar terminando el concierto con “De Quicio” y  la ranchera “El Rey”. Dos horas de concierto que tuvieron un extra. Cuando el teatro se fue vaciando pudimos pasar a los camerinos a saludar y tomarnos algo con los músicos de la noche. Lo mejor de todo, es que con ellos eso no era algo excepcional. 

Si queréis haceros una idea el DVD es una buena forma, pero le faltan los intermedios de las canciones y “El Rey” que si sonó aquella noche. O mucho mejor… si veis el nombre de Dani Flaco en algún sitio donde toque cerca, dejaros llevar y volver a disfrutar de los conciertos y letras con las que uno puede verse fácilmente representado. Con lo de moda que está eso del producto de proximidad para tantas cosas, muchas veces nos olvidamos de la tremenda calidad que podemos encontrar en la música. Después de este vinieron muchos otros conciertos suyos… pero eso… formará parte de otras entradas.

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Imagenes capturadas del DVD «Cada vez más Flaco» excepto la entrada, que forma parte de mi coleccion particular.

#119 The Boys Are Back In Town

Desde que en 1986 Phil Lynott fuera obligado por la parca a no volver a la ciudad nunca más junto a los chicos, Thin Lizzy ha tenido varias reencarnaciones. La última de ellas, y que a la postre ha servido para que se formase la banda Black Star Riders, tuvo su paso por Barcelona en 2011. Decidí ignorar a las voces de que aquella gira no tenía sentido, que era solo para el dinero y otras obviedades absurdas que suelen repetirse. A fin de cuentas lo de resucitar a alguien aun no es posible y hay que pensar que aunque Lynott era su gran reclamo, la banda que nos visitaba contenía a tres miembros que habían pasado muchos años de la era clásica de Thin Lizzy acompañando al bajista. wp-1675105782283El batería fundador Brian Downey, el guitarrista Scott Gorham y el teclista Darren Wharton habían decidido rendir homenaje a la banda y llevar el legado a las nuevas generaciones con la mejor formación posible. Y realmente lo consiguieron. El guitarrista Vivian Campbell (Def Leppard, Dio, Whitesnake…) y el bajista Marco Mendoza, que ya había estado en una formación previa de la banda completaron la formación que apoyaría a quien más complicado tendría esta vuelta. El cantante irlandés Ricky Warwick fue el encargado de ponerse en las botas de Phil Lynott. Ser el frontman encargado de sustituir a un músico tan carismático lo ponía en el centro de todas las posibles críticas, y doy fe que lo hizo de manera solvente y con todo respeto. 

Estaba claro que el repertorio iba a ser una colección de clásicos de la banda, y los músicos que ocuparían aquella noche el escenario de la Sala Apolo eran de contrastada solvencia. Con esas dos premisas, asistir al concierto era casi una obligación. Inés y un servidor nos plantamos allí con tiempo suficiente para disfrutar de los teloneros. Supersuckers eran los encargados de calentar el ambiente, y a fe que lo consiguieron. Eddie Spaghetti es uno de  esos frontman que no son capaces de dejarse nada en el tintero y ofrecer siempre el 110% de sus posibilidades. Su mezcla de rock, punk y country aderezada con mucha actitud puso al respetable on fire en los 40 minutos que estuvieron sobre el escenario o al menos es lo que yo recuerdo. Pero todos los que llenábamos Apolo solo queríamos una cosa, rendir homenaje a Lynott y sus Thin Lizzy.

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Con las luces apagadas y una voz en off muy al estilo Kiss preguntando si estábamos preparados, unos leds formaban el nombre de la banda, mientras los músicos tomaban posiciones para atacar con una potente “Are You Ready”. Tres guitarras sobre el escenario para recrear una de las marcas de la casa de Thin Lizzy. Con el primer tema ya se pudo ver que la presencia de Campbell y Mendoza presagiaba una gran noche. wp-1675105916414El bajista dio muestras de su carisma desde la intro de “Waiting for an Alibi”, con la que la pelota sonora inicial se fue haciendo más clara. “Jailbreak” puso en pie a toda la sala Apolo. Era una delicia ver a Campbell repartiendo arreglos y punteos. Me costaba creer que hacía solo unos meses había terminado el tratamiento por un cáncer. No contaba con un tema como “Do Anything You Want” , para la que repartieron tres toms para que Mendoza, Campbell y Gorham dieran pie al tema y acompañaran el final. Sin descanso le siguió un tema que Campbell seguro que tuvo que sugerir para el disco de versiones de Def Leppard, “Don’t Believe a Word”. Una de las intros a bajo míticas de la banda marcó el siguiente tema. “Dancing In the Moonlight” es uno de esos temas que te hacen caminar al ritmo de las notas que se escapan del bajo de Lynott, perfectamente tocada en esta ocasión por Mendoza, que aprovechó sus conocimientos de español para dirigirse al público durante el concierto. Mención a los punteos de Gorham, poco reconocido y con más feeling en sus dedos que muchísimos otros.

“Massacre” y “Angel Of Death” continuaron con el ritmo que la banda llevaba hasta que nos dejaron un ligero respiro con una de  esas baladas casi definitivas de la historia del rock. “Still In Love With You”, un tour de force de casi 10 minutos donde Gorham y Campbell repartieron calidad y clase en los sentidos punteos del tema. No me extrañaría que Gary Moore (a la postre miembro de alguna de las reencarnaciones de la banda) se inspirase en ella para su “Still Got The Blues”. La banda consiguió transformar la Sala Apolo en una taberna portuaria irlandesa en cuanto atacaron con “Whiskey In The Jar”. wp-1675105916404Y la fiesta no parecía tener fin cuando “Emerald” hizo acto de presencia y las tres afiladas guitarras atacando esos míticos interludios. “Sha La La” sirvió a Brian Downey para que su solo de batería diera un poco de tregua al resto de la banda y que descansaran antes del fin de fiesta. Armónica en mano Warwick empezó “The Cowboy Song” haciéndonos aullar como los coyotes de la canción antes de que el clásico por excelencia de la banda hiciera acto de presencia. “The Boys Are Back In Town” ponía el punto final previo a los bises con toda la sala cantando tanto el estribillo del tema como la icónica melodía doblada de guitarras. En ese momento yo ya pensé que ese sería el cierre, a fin de cuentas habían quedado en la cuneta muchas grandes canciones, así que por qué no terminar con un hit como este. Por suerte, Thin Lizzy aún tenía guardadas algunas balas en la recamara. Concretamente tres. La versión del “Rosalie” de Bob Seger que Lynott hizo suya en el álbum “Fighting”, “Bad Reputation” y como gran final “Black Rose”.

Si aquella noche alguno se quedó en casa por ponerle peros al concierto y pensar que eso solo era una banda de tributo, seguro que se tuvo que arrepentir. Yo disfruto como un enano del repertorio (al que le hubiera cambiado o añadido alguna cosa). Ricky Warwick rindió un gran homenaje a Phil Lynott que, aun siendo más rudo y tosco que el mulato irlandes, supo defender el legado con solvencia y respeto. Del resto de la banda, quizás el puesto menos meritorio se queda en el teclista, que apenas tuvo presencia más que la escénica sepultado entre el resto de instrumentos. Mendoza y Campbell son dos infalibles de las tablas y Gorham se merece un respeto por seguir manteniendo esa llama encendida. Años más tarde los volví a ver a Thin Lizzy en el Rock Fest con una formación distinta, pero eso… formará parte de otra entrada.

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#172 Prehistoric Dog

Durante el Sonisphere de 2013, en el que Metallica reinaron por todo lo alto, hubo grandes sorpresas. Una de ellas fueron los protagonistas del concierto de hoy. Red Fang era uno de los exponentes del stoner con más proyección del panorama musical. Diez años después, la banda ha crecido y sigue facturando buenos discos, pero aquellos tres primeros trabajos fueron de una gran factura. Como en otras ocasiones, me vi fácilmente convencido por Raúl y David para disfrutar de su repertorio en una pequeña sala. Y oye, pareció una solución ideal para recomponerse del frío que aquel mes de Enero nos estaba regalando. La velada se completaba con dos grupos más: Lord Dying y The Shrine. wp-1674628850747

Lo cierto es que mis recuerdos de los grupos que calentaron el ambiente son totalmente nulos. Eso sí, aunque no sea capaz de destacar nada de ellos, lo cierto es que recuerdo la sala Bikini muy motivada en la actuación de ambas bandas. Nos hicieron sudar a pesar de las bajas temperaturas que acompañaban aquellas fechas. De los que sí recuerdo que me causaron una grata impresión es de los protagonistas de la entrada. Tanto que hicieron que días después del concierto tuviera en mis manos los tres discos que la banda tenía en su haber.

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Durante una hora, los americanos repartieron riffs, sudor y actitud con un repertorio basado sobre todo en sus dos últimos trabajos. Dejaron muy claro que no iban a hacer prisioneros cuando comenzaron sin dar tregua enlazando “Hank Is Dead”, “Voices Of The Dead” y “DOEN”. Lo más parecido a una tregua vino de la mano de “Throw Up”. A partir de aquí, sólo hubo tiempo para tratar de sobrevivir a los pogos y la locura del público. Hacía mucho tiempo que no veía a la peña saltar desde el escenario, tanto que tuvieron que poner un poco de freno a esa locura. Pero es que a ver quién es el guapo que se resiste a temas como “Number Thirteen”, “Blood Like Cream” o “Sharks”. Este último fue de los pocos representantes del debut homónimo de la banda. Las otras dos las dejaron para un final por todo lo alto. Nos terminaron de destrozar con “Good To Die” y “Prehistoric Dog”, una verdadera obra de arte del stoner más actual. 

A día de hoy me pregunto cómo es posible que este sea el único concierto de la banda al que haya asistido como cabeza de cartel. Espero ponerle remedio algun dia, pero eso… formará parte de una nueva entrada.

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#252 Knock Me Out

El primer concierto del año siempre se vive con una cierta expectativa. Comenzar la temporada con algo que rompa con toda la nostalgia y el clasicismo de las Navidades para afrontar los nuevos retos de los siguientes doce meses. En aquel 2018 pude ver en una sala pequeña a la banda que me dejó con ganas de más ese mismo verano ejerciendo de teloneros de AC/DC. Y poder disfrutar de Vintage Trouble en una sala pequeña hizo que la experiencia fuese aún mucho mejor de lo esperado. Tal día como hoy, estaba camino de la sala Apolo para vivir y sudar el concierto de uno de los máximos exponentes del Soul actual. Y después de leer la crónica que hice aquellos días, es casi mejor recuperar la frescura de la inmediatez temporal.

Quizás fuese porque se sentían en deuda con Barcelona tras cancelar su anterior visita por problemas médicos de su guitarrista, pero mucho me temo que el espectáculo de soul enérgico y poderoso al que asistimos es la tónica general de los conciertos de Vintage Trouble. Ya en su actuación como teloneros de AC/DC pude comprobar que aquella eran capaces de transformar un Estadi Olímpic en una sudorosa sala de New Orleans. Y eso es lo que tuvimos en la Sala Apolo. wp-1673294248870La esencia de James Brown o Sam Cooke vitaminada y concentrada en dos horas de un ritmo trepidante por parte de unos músicos de gran nivel que comenzaron el concierto con “Strike Your Light” y que no levantaron el pie del acelerador durante el resto del show. Para el segundo tema, “Blues Hand Me Down”, Ty Taylor hizo la primera de las numerosas excursiones atravesando entre el público hasta llegar a la mesa de sonido, desde donde, como un director de orquesta, nos hizo agachar para volvernos a incorporar con una explosión de ritmo que aprovechó para volver al escenario. Ya en ese momento fui consciente de que a ese nivel de entrega el concierto iba a ser la locura, y así fue.

 Continuaron con un par de intensos temas lentos, Doin’ What You Were Doing’”, que tiene cierto aire a “Wonderful Tonight”, y “Another Man’s Words”, con el que recupera la esencia del Sam Cooke más sensible. La velada les sirvió para presentar algún tema nuevo, como “Battle’s end”, que dejó buen sabor de boca y augura otro buen puñado de canciones para el tercer disco. “Nancy Lee” sirvió para acercarnos un poco a las raíces más bluseras y oscuras de la banda, con un ritmo que invitaba a no quedarse quieto.wp-1673294248849Un ejemplo de la inabarcable diversidad de estilos musicales que se pueden ver en Vintage Trouble es “Rollin”, un tema que comienza muy The Police, pero que evoluciona hasta recordar a algún tema de principios de los 70 de Bruce Springsteen, y que puso al público a saltar de nuevo. “Get It Before What ‘s To Be Got Is Gone” sirvió de introducción para un tema instrumental que permitió a Ty tomar aliento y tener su merecido descanso. Continuaron con “Crystal Clarity”, un tema con mucho groove, lento, en el que sobresalió el elegante arreglo de trombón y las voces de la banda perfectamente empastadas.

Fueron muchas las veces en que el cantante se dirigió al público dándole un toque de proximidad al show, siempre acompañado de una sonrisa que estuvo presente durante todo el concierto (para los que sean futboleros, podría decirse que Ty es la versión musical de aquel Ronaldinho; incluso se le puede atisbar parecido en sus gestos), y que era la confirmación de que la banda se lo estaba pasando en grande, tanto como el público. wp-1673294248901Y es que, además, este último pudo disfrutar de los paseos que el cantante se dió por toda la sala, incluido el piso superior, desde donde cantó el sureño “Run Like The River” y que terminó haciendo un crowdsurfing que lo devolvió al escenario. Y para rematar el concierto un tema que nos dejó cerca del KO, “Knock Me Out”, pero no para tirar la toalla, sino para recogerla y podernos secar el sudor de tan intenso repertorio y entrega. Un ligero descanso y el espíritu de James Brown apareció en Apolo al ritmo de “Pelvis Pusher” para terminar de una manera relajada con “Not Alright By Me”, con la que se fueron directos al puesto de merchandising donde se comprometieron a firmar y fotografiarse o simplemente charlar con todo aquel que se acercara hasta allí. Sinceramente, no se me ocurre una manera musical mejor para comenzar este año. Un show trepidante en su mayoría, con tramos tranquilos, pero siempre muy intensos. Vintage Trouble son toda una experiencia que en directo dudo mucho que lleguen a defraudar.

Han pasado los años y no he podido verlos de nuevo, pero no me importaría cruzarme de nuevo con ellos, a pesar de que sus discos no reflejan para nada toda la energía de sus directos. Pero son una fiesta y ofrecen dos horas de diversión y sudor. Lo dicho, poco más se puede pedir a un inicio de año. Y cual será el de este 2023… eso quedará para una futura entrada.

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#116 Ace of Spades

Resulta increíble pensar que la última esperanza para defender la inmortalidad nos dejara hace siete años. Lemmy Kilmister era, junto a Ozzy, el baluarte para creer que un ser humano pudiera disfrutar del regalo (o maldición) de la vida eterna. Pero es que además, tras ver su documental, uno descubre que poca gente debe de haber sido más íntegra y auténtica como él. Así que en cuanto se programaron las fechas para la presentación de su recomendable “The World Is Yours” vi el momento ideal para tener mi primera cita con Motörhead.

El concierto que estaba previsto en inicio en Razzmatazz, tuvo que ser trasladado al Sant Jordi Club. Un cambio de sala que entiendo pero no comparto. El volumen de ventas obligó a trasladarlo a la pequeña de Montjuic, pero el calor que ofrece Razz no lo tendrá nunca el Club. Abrigados y con ganas de ruido subimos David, Gina, Inés y yo dispuestos a ver a toda una leyenda del rock. 

Los catalanes Bad Way fueron los encargados de intentar calentar el frío ambiente de la sala. Y lo cierto es que no lo consiguieron. Los recuerdo totalmente desubicados, con una propuesta que no acabó de cuajar. No ayudó que fueran de banda internacional cuando son más de aquí que el “pa amb tomaquet”, que los temas estuvieran más cerca de los Bon Jovi más descafeinados… Unos cuarenta minutos perfectamente olvidables, excepto imagino para ellos.

Pero nosotros veníamos a ver a Motörhead, con una de las formaciones más potentes que han tenido nunca. El trío formado por Mikkey Dee (batería), Phil Campbell (guitarra) y el gran Lemmy atronando con su bajo. «We are Motörhead and we play rock’n’roll», toda una declaración de principios para lanzar la primera descarga sónica de la mano de “We Are Motörhead”. Confieso que nunca profundicé mucho en la discografía de la banda, así que mi bagaje de la banda se reducía a los grandes éxitos. Así que hasta “Metrópolis” y “Over the Top” simplemente dejé que los decibelios entraran tratando de destruir mis tímpanos.

El público era tan ecléctico, que recuerdo que antes de algún tema ( sería “I Got Mine”) hizo un comentario como “esta canción es de 1983, año en que probablemente muchos ni habíais nacido”. Por mi parte, que incluyeran “The Chase is Better than the Catch” me hizo feliz aquella noche. Y reconozco que el solo de batería que se marcó Mikkey Dee me sorprendió por la contundencia y su habilidad para jugar hacer malabares con las baquetas. Con la actitud de 51% Motherfucker – 49% Son of a Bitch, fueron descargando temas sin grandes interrupciones. Un concierto en el que Motörhead nos voló la cabeza en poco más de una hora y media sin respiros ni descansos. 

Con un tramo final de infarto donde incluyeron “Going to Brazil”, “Killed by Death” y la imprescindible y mítica “Ace Of Spades”, Lemmy se despidió de un público que aún quería más. Porque cómo se iban a marchar del Sant Jordi sin que sonara “Overkill” y sus múltiples reprises!! Lo cierto es que incluso para un semi desconocedor de su discografía me faltaron temas clásicos, pero la espinita que me pude quitar aquella noche consiguió ser placentera. Medio sordos, salimos del recinto pensando que Lemmy seguiría siendo eterno y que pocos artistas han tenido en la música una presencia escénica tan increíble como la suya. Aún tendríamos una nueva oportunidad para verlo (de lejos), pero el sonido hizo que en esa ocasión no lo disfrutaramos tanto… pero eso forma parte de otra entrada.

#179 Cannibals

Un año después de su visita con The Winery Dogs, Richie Kotzen volvía a la ciudad para dejar a más de uno con la boca abierta con su habilidad a la guitarra. Y como en aquella ocasión Rubén y servidor nos fuimos a Razzmatazz 2 para disfrutar de la sobriedad y la calma de Kotzen. Porque la primera impresión que se puede llevar uno cuando el guitarrista sube al escenario es que se acaba de echarse la siesta. Eso sí, en cuanto el amplificador ruge por primera vez, sus dedos son los que despiertan y te mantienen alerta con cada tema que suena. 

Sin teloneros y con una sala llena a media capacidad, bien situados en la barra para no tener que movernos mucho en caso de saciar la sed esperamos con ganas a que saliera al ruedo el power trío con el que nos tiene acostumbrados Kotzen. Su última visita fue con The Winery Dogs, pero en sus giras en solitario los titulares indiscutibles son Mike Bennett en la batería y Dylan Wilson al bajo, y creedme si os digo que son un combo aplastante que acompañan cualquier locura y floritura de su jefe sin problema alguno. Y con una sala con algo más de media capacidad el trío hizo aparición en escena. Estéticamente Kotzen es el anti glamour del rock clásico y esta vez tampoco defraudó. Vestido como el que baja un momento al super a comprar algo a última hora, Kotzen dejó claro que la estética y el arte llevan caminos separados. Quedaba saber si el sonido en esta ocasión acompañaría. Y no es que en su último concierto en solitario no lo hiciera, pero esta vez el equipo de efectos que traía parecía algo más profesional que el de aquel día.

 

A decir verdad esa preocupación terminó en el mismo momento en que “War Paint” comenzó a sonar. Un potente tema de inicio que había dejado en las redes hacía poco tiempo. Su trabajo anterior “24 Hours” se dejó ver a primeras de cambio con el power soul de “Love Is Blind” y la cadencia funky de “Bad Situation”. Kotzen es un tipo parco en palabras, más interesado en que sea su guitarra la que hable que en dar la paliza al personal. Tres temas fueron suficientes para que nos demostrara que sus cuerdas vocales estaban tan engrasadas como lo estaban sus dedos. 

Aprovechó la presentación de “Cannibals”, un tema que aparecería en el disco de mismo título meses más tarde, para saludar al público y agradecer su presencia. Un tema en que la base rítmica brilla en su ejecución llevando el peso más importante hasta que a Kotzen le toca entrar con un solo escueto pero lleno de matices. “Walk With Me” fue una de esas rarezas que no sobran, pero que puestos a escoger la cambiarían por mil temas diferentes o por “Remember” que debería de ser fija en la eternidad de sus repertorios. Por suerte para nosotros el siguiente tema que sonó fue “Fear” en el que el trío se metió de lleno en el bolsillo al público con los desarrollos y los intercambios de “golpes” entre los tres músicos.

Otra joya de su repertorio que debería de ser fija, y que si sonó aquella noche fue “Doing What The Devil Says To Do”. Con ese ritmo a medio camino entre la balada cortavenas y canción melancólica dejó otra muestra del virtuosismo y compenetración del combo. Las revoluciones volvieron a subir con “Peace Sign” y “Help Me”, un par de temas rápidos de la factoría Kotzen que sirvió para comenzar a encarar el final del viaje. Un viaje en el que si alguno esperaba escuchar algo de sus etapas en Mr Big o Poison o incluso de sus primeros discos, aquella noche se llevaría una decepción, porque el tema más antiguo que llegó a tocar fue “What Is” y de sus otras aventuras no hubo rastro alguno. Eso sí, a cambio ofreció una versión cercana al acústico en la que dió descanso a sus escuderos para quedarse él solo con su guitarra en el escenario.

El concierto estaba llegando a su fin así que no quedaba otra que subir la intensidad, y doy fe que con “Fooled Again” y “You Can’t Save Me” lo consiguió. Particularmente el tema que cerró el setlist está entre mis favoritos. Su intensidad y oscuridad y el genio que es capaz de transmitir Kotzen, tanto con la guitarra como con la voz son sublimes. Tras unos minutos de descanso, los tres músicos volvieron a salir al escenario para ofrecer un último tema. El encargado de dar punto y final a una hora y media de virtuosidad rockera fue “Go Faster”, tras la cual Rubén y yo nos fuimos a rematar la noche en algún otro sitio. No tardaría mucho en volver el guitarrista por estas tierras… pero eso… formará parte de otra entrada.

#122 Give a Little Bit

Qué recuerdos me trae este concierto y lo que yo mismo llamé como “La importancia de llamarse Roger week”. Y es que en aquella semana de marzo de 2011 pude disfrutar con apenas dos días de diferencia de las canciones de Pink Floyd y de Supertramp de la voz de dos de sus componentes. Roger Waters y Roger Hodgson pasaban por Barcelona, y si bien para el primero me hice de las entradas en cuanto salieron a la venta, para el ex-Supertramp la cosa se demoró bastante más en el tiempo. wp-1648726674709Apenas un par de días antes de la fecha del concierto una conocida web de descuentos daba la posibilidad de conseguir entradas más baratas, y aunque la ubicación de las mismas distaba muy lejos de ser excelente, fue la excusa perfecta para comprar un par y recordar las canciones de Supertramp. Además siendo el concierto en el Palau de la Música nos asegurabamos que el sonido del concierto sería excelente desde cualquier sitio. Suerte de eso, porque estábamos en la parte de atrás de la segunda galería, y solo veíamos el escenario haciendo malabares dignas del Cirque Du Soleil. Aun así, pudimos ver bastante bien el concierto.

Por lo que supe más tarde, la fecha de Barcelona estaba en medio de la nada, es decir, Hodgson vino desde su casa para dar el concierto y volverse a California (creo que es allí donde vivía). Quizás por eso el formato escogido para el concierto fue algo más íntimo y sin banda. Hodgson tuvo sobre el escenario la única compañía de Aaron McDonald, multiinstrumentista y fiel escudero que le aportó multitud de matices a las desnudadas canciones de la gran banda madre. Hodgson alteró la guitarra de doce cuerdas con el teclado según el tema y desde el principio del concierto el público estuvo entregado a la voz de Supertramp. wp-1648726674670Por lo que comentó un grupo que teníamos detrás, el músico había pedido que los fans le pidieran canciones a través de su página de Facebook, y cumplió con su palabra regalando las joyas que el público había pedido. A día de hoy no sabría decir cuantas ni cuales fueron, de hecho casi tampoco podría distinguir las canciones en solitario de las menos conocidas de la banda. Por suerte para mi aquella noche cayeron todas las canciones de Supertramp que conocía y que disfruté mostradas en aquella especie de unplugged que estaba siendo. La brillante voz de Hodgson desgranó de manera impecable todos esos grandes éxitos que Supertramp crearon. No faltaron a la cita “School”, “Breakfast in America”, “The Logical Song” (con la que terminó la primera parte del concierto antes de darse un descanso), “Dreamer”, “Fool’s Overture” o el gran final con unos bises conformados por “Two Of Us” y las imprescindibles “Give a Little Bit” y “It’s Raining Again” con las que los cimientos del Palau corrieron grave riesgo de ceder ante el entusiasmo del público. 

Una oportunidad única de la que me siento muy contento de no haberla dejado pasar y que no me importaría repetir en algún otro momento aunque espero tener mejor visibilidad, pero eso… ya formará parte de otra entrada.

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#141 The Aristocrats

Aún recuerdo la época en que mirabas los nombres del Festival de Guitarra de Barcelona y podías entender el porqué de su denominación, no como ahora que para encontrar una relación pura con el instrumento de cuerda hay que suponer que es porque hay alguien en la banda que toca la guitarra y ya está. Pero hubo un tiempo en que casi todos los nombres le daban el sentido necesario al festival. Nombres como Satriani o Vai pasaron por él, pero poco a poco la oferta fue haciéndose más heterogénea y diluyendo el concepto de base. Por suerte, en aquel 2012 una banda de reciente formación se lanzaba a la carretera para ofrecer todo su virtuosismo y tendría una parada en Barcelona, en la sala Bikini. wp-1647616322063The Aristocrats podría considerarse tanto una de esas superbandas en las que se junta lo mejor de cada casa, como la de un grupo de amigos con ganas de llevar su música a otro nivel gracias a la retroalimentación entre ellos. Al bajo tenemos a Bryan Beller, al que había tenido el placer de ver junto a Steve Vai, en la batería Marco Minneman, uno de los candidatos del Got Talent que montaron Dream Theater para sustituir a Mike Portnoy, y en la guitarra Guthrie Govan, al cual no conocía de nada en aquella época, pero que poco a poco se ha convertido en uno de los guitarristas imprescindibles en mi discoteca. La propuesta que los tres músicos defendían estaba a medio camino entre el jazz y el progresivo y lo dejaban plasmado en su primer disco que venían a presentar. Durante casi dos horas ofrecieron todo su repertorio técnico en un concierto puramente instrumental en el que desgranaron íntegro su disco de debut además de ofrecernos un tema de cada una de las carreras individuales del trío. Y allí estábamos los otros tres Aristocrats, Raúl, David y servidor.

Sobre el discreto escenario de la Sala Bikini, una composición clásica para un trío, con la batería en el centro y bajo y guitarra a sus costados. Como curiosidad, la marca Marshall de los amplis de Govan estaban tapados con cinta americana negra, imagino que por tema de patrocinio por que aquel no era su cabezal. “Bad Asteroid” y “Sweaty Knockers” abrieron el concierto. Ambos temas podrían entrar dentro de lo que es las típicas canciones instrumentales con un puntito, no comercial pero si fáciles de asimilar, sin embargo “Boing! I’m in the back” formaría parte de esas canciones con un punto marciano con reminiscencias a Zappa o al primer Steve Vai,wp-1647616322048 aunque con ese inicio country a uno se le hizo raro llegar a esas complejas melodías de después hasta terminar casi con un estilo punk-beach rock. Cuando te enfrentas a un concierto meramente instrumental tienes que tirar de ingenio para que público y banda interactúen. Un ejemplo fue el inicio de “Furtive Jack” para el que pusieron a prueba las capacidades rítmicas de los presentes pidiendo que acompañáramos con palmas un patrón que Minneman nos marcó al inicio del tema. Con un resultado bastante más satisfactorio del que pensaba, durante el primer minuto palmas y batería sirvieron de base para que Govan y Bryan fueran jugando con sus instrumentos. Otra de las maneras es la de hacer algún solo que sea llamativo y no una de esas pajas musicales para mostrar que puedes golpear mucho y rápido. Por suerte Minneman tiene un sentido musical que va más allá de esas ganas de exhibirse porque sí, y durante “Blues Fuckers”, un divertido tema en el que según Marco surgió de experimentar con los patrones básicos de blues y modificarlos, dejo la muestra de su calidad en un imaginativo solo de batería, lleno de detalles que no hacían sino que prestaras atención. Hizo malabares con las baquetas, tocó “La Cucaracha”… y todo ello sin perder la sonrisa hasta que pidió a sus dos compañeros que volvieran a escena.

Lo cierto es que los tres se mostraron muy comunicativos y cada uno de ellos presentó su tema individual con el que completaron el repertorio. Bryan Beller fue el encargado de presentar “Greasy Wheel”, Marco de hacer lo propio con “Mr. Kempinski” y Govan el que cerraría el concierto con su “Erotic Cakes” tras cerca de dos horas de virtuosismo que no se hizo para nada aburrido, en parte gracias a las continuas interacciones entre los tres músicos, tanto entre ellos como con el público como por ejemplo en este último tema que tocaron, en el que montaron un divertido número con sus teléfonos móviles en mitad de la canción. Por ese motivo, y porque siempre es un lujo para los sentidos ver tanta calidad sobre el escenario, años más tarde volví a verlos sobre un escenario… pero eso forma parte de otra entrada.

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#60 Por un ratito en tus oidos

Durante aquellos años, 2005 y 2006 concretamente, si había cualquier oportunidad interesante de dejarse caer en un pequeño recinto y disfrutar de la proximidad de un artista allí estaba yo. En esta ocasión le tocó el turno a Pedro Javier Hermosilla en la sala Zacarías, que recuperaba el nombre que tenía antes de los años de la mítica sala Boite, dentro de la programación del festival Barnasants. Por las entradas de este blog debe estar el concierto en la sala Teatreneu, y como en aquella ocasión estuve acompañado de Rubén. Una de mis costumbres cuando me siento a escribir una de las entrada es la de acompañar los minutos al teclado con los discos del protagonista de la misma y esta vez no ha sido una excepción, y lo primero que se me ha venido a la mente es que PJH podría ser el resultado de lo que habría pasado si John Mayer hubiera nacido en Cádiz, por poner una ciudad andaluza. Esas síncopas mezcladas con el pop y el puntito de rumba y flamenco me llevan a pensar en ese curioso híbrido musical. 

Con dos excelentes discos bajo el brazo, PJH se presentó en el acogedor escenario de Zacarias armado solo de dos guitarras, una acústica y otra española que iba intercambiando según el color que tuviera la canción que tocaba. Dieciséis años hacen mucho en la memoria y se me hace muy difícil recordar ya los detalles de este concierto, salvo que repasó casi al completo sus dos discos y que únicamente la canción de apertura “¿Quien nos va contando lo que pasa?” resultó un tema que diría que hasta la fecha ha quedado inédito. No faltó en el repertorio temas como “Esperando-T”, “Me he perdido”, “Por un ratito en tus oídos”, “Una alegría física” o “Embusteria”, pero para finalizar el concierto se guardó “Camino de Madrid / Flores en el cielo” y “Quédate”. Hasta ese momento el concierto lo llevó PJH en solitario, acompañando la cercanía que el escenario de Zac tiene con sus comentarios llenando la sala de un clima íntimo y acogedor, pero para los bises se dejó acompañar por tres músicos más para rematar el concierto con un poco más de ambiente festivo. Esta fue la última vez que pude ver al músico catalán en directo a pesar de que siguió su viaje durante muchos años, pero no se ha vuelto a dar la posibilidad de disfrutar de sus canciones en vivo. Espero que eso pueda cambiar en algún momento y poder dedicarle en el futuro una nueva entrada.