#119 The Boys Are Back In Town

Desde que en 1986 Phil Lynott fuera obligado por la parca a no volver a la ciudad nunca más junto a los chicos, Thin Lizzy ha tenido varias reencarnaciones. La última de ellas, y que a la postre ha servido para que se formase la banda Black Star Riders, tuvo su paso por Barcelona en 2011. Decidí ignorar a las voces de que aquella gira no tenía sentido, que era solo para el dinero y otras obviedades absurdas que suelen repetirse. A fin de cuentas lo de resucitar a alguien aun no es posible y hay que pensar que aunque Lynott era su gran reclamo, la banda que nos visitaba contenía a tres miembros que habían pasado muchos años de la era clásica de Thin Lizzy acompañando al bajista. wp-1675105782283El batería fundador Brian Downey, el guitarrista Scott Gorham y el teclista Darren Wharton habían decidido rendir homenaje a la banda y llevar el legado a las nuevas generaciones con la mejor formación posible. Y realmente lo consiguieron. El guitarrista Vivian Campbell (Def Leppard, Dio, Whitesnake…) y el bajista Marco Mendoza, que ya había estado en una formación previa de la banda completaron la formación que apoyaría a quien más complicado tendría esta vuelta. El cantante irlandés Ricky Warwick fue el encargado de ponerse en las botas de Phil Lynott. Ser el frontman encargado de sustituir a un músico tan carismático lo ponía en el centro de todas las posibles críticas, y doy fe que lo hizo de manera solvente y con todo respeto. 

Estaba claro que el repertorio iba a ser una colección de clásicos de la banda, y los músicos que ocuparían aquella noche el escenario de la Sala Apolo eran de contrastada solvencia. Con esas dos premisas, asistir al concierto era casi una obligación. Inés y un servidor nos plantamos allí con tiempo suficiente para disfrutar de los teloneros. Supersuckers eran los encargados de calentar el ambiente, y a fe que lo consiguieron. Eddie Spaghetti es uno de  esos frontman que no son capaces de dejarse nada en el tintero y ofrecer siempre el 110% de sus posibilidades. Su mezcla de rock, punk y country aderezada con mucha actitud puso al respetable on fire en los 40 minutos que estuvieron sobre el escenario o al menos es lo que yo recuerdo. Pero todos los que llenábamos Apolo solo queríamos una cosa, rendir homenaje a Lynott y sus Thin Lizzy.

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Con las luces apagadas y una voz en off muy al estilo Kiss preguntando si estábamos preparados, unos leds formaban el nombre de la banda, mientras los músicos tomaban posiciones para atacar con una potente “Are You Ready”. Tres guitarras sobre el escenario para recrear una de las marcas de la casa de Thin Lizzy. Con el primer tema ya se pudo ver que la presencia de Campbell y Mendoza presagiaba una gran noche. wp-1675105916414El bajista dio muestras de su carisma desde la intro de “Waiting for an Alibi”, con la que la pelota sonora inicial se fue haciendo más clara. “Jailbreak” puso en pie a toda la sala Apolo. Era una delicia ver a Campbell repartiendo arreglos y punteos. Me costaba creer que hacía solo unos meses había terminado el tratamiento por un cáncer. No contaba con un tema como “Do Anything You Want” , para la que repartieron tres toms para que Mendoza, Campbell y Gorham dieran pie al tema y acompañaran el final. Sin descanso le siguió un tema que Campbell seguro que tuvo que sugerir para el disco de versiones de Def Leppard, “Don’t Believe a Word”. Una de las intros a bajo míticas de la banda marcó el siguiente tema. “Dancing In the Moonlight” es uno de esos temas que te hacen caminar al ritmo de las notas que se escapan del bajo de Lynott, perfectamente tocada en esta ocasión por Mendoza, que aprovechó sus conocimientos de español para dirigirse al público durante el concierto. Mención a los punteos de Gorham, poco reconocido y con más feeling en sus dedos que muchísimos otros.

“Massacre” y “Angel Of Death” continuaron con el ritmo que la banda llevaba hasta que nos dejaron un ligero respiro con una de  esas baladas casi definitivas de la historia del rock. “Still In Love With You”, un tour de force de casi 10 minutos donde Gorham y Campbell repartieron calidad y clase en los sentidos punteos del tema. No me extrañaría que Gary Moore (a la postre miembro de alguna de las reencarnaciones de la banda) se inspirase en ella para su “Still Got The Blues”. La banda consiguió transformar la Sala Apolo en una taberna portuaria irlandesa en cuanto atacaron con “Whiskey In The Jar”. wp-1675105916404Y la fiesta no parecía tener fin cuando “Emerald” hizo acto de presencia y las tres afiladas guitarras atacando esos míticos interludios. “Sha La La” sirvió a Brian Downey para que su solo de batería diera un poco de tregua al resto de la banda y que descansaran antes del fin de fiesta. Armónica en mano Warwick empezó “The Cowboy Song” haciéndonos aullar como los coyotes de la canción antes de que el clásico por excelencia de la banda hiciera acto de presencia. “The Boys Are Back In Town” ponía el punto final previo a los bises con toda la sala cantando tanto el estribillo del tema como la icónica melodía doblada de guitarras. En ese momento yo ya pensé que ese sería el cierre, a fin de cuentas habían quedado en la cuneta muchas grandes canciones, así que por qué no terminar con un hit como este. Por suerte, Thin Lizzy aún tenía guardadas algunas balas en la recamara. Concretamente tres. La versión del “Rosalie” de Bob Seger que Lynott hizo suya en el álbum “Fighting”, “Bad Reputation” y como gran final “Black Rose”.

Si aquella noche alguno se quedó en casa por ponerle peros al concierto y pensar que eso solo era una banda de tributo, seguro que se tuvo que arrepentir. Yo disfruto como un enano del repertorio (al que le hubiera cambiado o añadido alguna cosa). Ricky Warwick rindió un gran homenaje a Phil Lynott que, aun siendo más rudo y tosco que el mulato irlandes, supo defender el legado con solvencia y respeto. Del resto de la banda, quizás el puesto menos meritorio se queda en el teclista, que apenas tuvo presencia más que la escénica sepultado entre el resto de instrumentos. Mendoza y Campbell son dos infalibles de las tablas y Gorham se merece un respeto por seguir manteniendo esa llama encendida. Años más tarde los volví a ver a Thin Lizzy en el Rock Fest con una formación distinta, pero eso… formará parte de otra entrada.

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