# 94 Working On A Dream

Es curioso cómo la industria musical a veces tiene unos extraños caprichos. Uno piensa que viviendo en Barcelona o en Madrid tiene siempre asegurada una fecha dentro de la gira de un gran artista. Pues en aquel 2009, Bruce Springsteen nos la dió con queso. “Working On A Dream”, su reciente trabajo, salía a pelear al campo de batalla del directo, pero esta vez, Bruce en lugar de ir a las grandes ciudades decidió hace turismo por la península y acabar de conocer todas las regiones del país. Aquella gira pasó por Bilbao, Sevilla, Benidorm, Valladolid, Santiago de Compostela. Así que no quedaba otra que organizar un pequeño viaje veraniego con una excusa perfecta: ver de nuevo al Boss. IMG_20190729_174129.jpgCualquiera que nos conozca un poco a Albert y a mí no se sorprendió al saber que de entre los 5 destinos iba a ser Benidorm. Ya visitamos Bilbao con el mismo propósito, Sevilla ¿en Julio?…¡no estamos locos!, y el resto nos pillaba un poco lejos para hacer una escapada de tres días. Así que nuestra elección vino condicionada por la proximidad, la playa… y por frikis. Cómo rechazar una visita a la cuna del horterismo litoral, a la ciudad costera con más cemento por metro cuadrado, lleno de “rascacielos” y con un plus que otras no tenían:

Con nuestras entradas en los bolsillos y el bañador en la maleta nos dirigimos a Benidorm en busca de la tierra prometida, con ganas de disfrutar lo que ese disco con tintes melancólicos próximos a Roy Orbison era capaz de ofrecernos en vivo y dejarnos sorprender con los giros en el repertorio que se pudieran dar. Para quien quiera saber más cosas del viaje estaré encantado de recordarlo con unas cervezas en una terraza, pero la parte musical la dejaré escrita. El concierto, aunque parezca extraño, empezó la noche antes. Si había algo que nos hacía ilusión (sí, he dicho ilusión) a este par de colgados era ver a Mª Jesús y su acordeón. Las nuevas generaciones no tendrán ni idea de lo que significó en nuestra infancia y se me hace difícil poner un ejemplo de algo parecido en la actualidad, pero en aquellos años “Los Pajaritos” fue un éxito masivo en este país. Aquella canción estaba en todas las radios y en la única cadena de televisión que había… y para bien o para mal esas cosas marcan. Actualmente Mª Jesús sigue ofreciendo pases de manera regular en el mismo local al que aquella noche fuimos nosotros a verla. Nos quedamos en la barra con nuestra copa y escuchamos todas y cada una de las canciones que ella y su banda fueron tocando. DSC_0312.jpg
Si quitabas a los niños que venían “por obligación” con sus padres, creo que nosotros dos bajabamos la media de edad de manera más que notoria. Lo cierto es que tras los pasodobles, la canción ligera y los ineludibles “Pajaritos”, y ya sin su acordeón en los hombros, atendió pacientemente a cada uno de los que se acercaban a saludarle y mostrarle su cariño. Lo estás pensando… pues por supuesto que nosotros también fuimos! Nos hicimos fotos y durante dos minutos conversamos un poco, y ¿queréis que os diga algo? Me puse tan nervioso como si hubiera conocido a cualquier estrella de Rock. Una vez fuera, nos sentamos en el paseo y comenzamos a divagar: “¿Te imaginas que mañana comienza el concierto con Los Pajaritos?” No era una idea tan descabellada. En Bilbao comenzaron con “Desde Santurce a Bilbao” y en Sevilla con “Sevilla tiene un color especial”… El misterio se resolvería al dia siguiente.

La marabunta se fue acercando al campo municipal de Foietes, y entiendo que Benidorm no sea una de las plazas habituales donde hacer conciertos. Espero que en estos diez años hayan arreglado ese campo, porque a nuestros ojos, aquello se caía a trozos. Conseguimos ubicar nuestro trozo de grada reservado, nos hicimos con unas cervezas fresquitas con las que calmar el calor y nos sentamos a esperar pacientemente la hora de inicio.2009_BS-benidorm-rueda-pren (1).jpg Desde nuestra posición pudimos ver como los miembros de la E Street Band iban llegando a la zona trasera del escenario. Fue bastante duro comprobar cómo Clarence Clemons llegaba en el típico carrito de golf mientras el resto llegaban caminando. De hecho gran parte del concierto la pasó tocando sentado en un taburete. Poco nos podíamos imaginar que aquella sería la última vez que veríamos al Big Man en vivo. Apenas eran las diez de la noche cuando nuestro asombro superó todos los límites. El primero en salir al escenario fue Nils Lofgren cargando un acordeón y antes de que nos dieramos cuenta las notas de “Los Pajaritos” revoloteaban por el aire. Me la trae floja como la recibieron los puristas o los rockeros… Para mi fue el momento más absurdo y grande de cuantos que he podido vivir en los conciertos a los que he asistido. Y no solo eso… una vez subieron todos al escenario, se pudo ver a Bruce haciendo un corto fragmento de la coreografía antes de saludar con un “Hola Benidorm! Hola Alicante!”, lanzar su clásico “one, two…, one, two, three, four” y enchufarnos ”Badlands”, “Working on a highway” y “Hungry Heart” del tirón y desatar la locura entre el respetable.

La primera de las premisas cuando ves un concierto de Springsteen es que en tres horas tiene tiempo de mezclar rock, política y diversión, y con este inicio ya se cumplió. La segunda es que nunca hay dos shows iguales. Las variaciones en los repertorios se producen incluso durante el mismo concierto. Gracias a esos cambios pudimos escuchar “Be True”, “Radio Nowhere” o “Jungleland”. A veces estas modificaciones significan un sacrificio y la verdad es que te jode cuando por algo así te has quedado sin escuchar una u otra canción. Pero eso es sólo para completistas y frikis como yo y es algo de lo que te das cuenta a posteriori. Durante el concierto todo te da igual si lo que suena te hace vibrar, gritar y bailar. Aunque eso dice mucho de la capacidad de Bruce, y sobretodo de la banda, de tener recursos para tocar cualquier canción de su amplia discografía. Esta fue la primera gira en la que el show de los carteles tuvo protagonismo. Tras un cuarteto de infarto compuesto por “Seeds”, “Johnny 99”, “I Fought The Law” y “Youngstown” (con el brutal solo de Nils Lofgren), comenzó a sonar “Raise Your Hands” pero Bruce en lugar de cantar se dedicó a ir recogiendo de entre el público los carteles con peticiones, con los que se incluía cierto elemento sorpresa. Las escogidas esta vez fueron “Cadillac Ranch” tras coger un grandísimo sombrero tejano y ponerselo a Lofgren, una poco arriesgada, aunque siempre bienvenida, “Prove It All Night” y una sorprendente “Janey, Don’t You Lose Heart” que pilló un poco fuera de juego a Clarence Clemons y que aquella noche sonó lenta y pesada.

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A estas alturas de concierto tanto Albert como yo ya andábamos en modo topless, a pecho descubierto, dispuestos a recibir cada una de las canciones que sonasen, fueran clásicas, nuevas o apareciera alguna sorpresa. Lo cierto es que tras el momento de los carteles todo fue un poco más previsible, salvo la inclusión de “If I Should Fall Behind”, en la que cada uno de los miembros cantaban un fragmento, que fue uno de esos momentos que se hacen un huequecito en la memoria. “Radio Nowhere”, “Lonesome Day” y “The Rising” dieron paso a “Born To Run”, cierre de concierto clásico antes de los bises en los que aún hay espacio para la sorpresa. Y así fue, tras un corto descanso volvieron al escenario y allí donde en el papel ponía “Thunder Road” acabó sonando una gloriosa “Jungleland”.
Épica y maravillosa, sirvió para que Clarence Clemons abandonara su taburete y dejara su sello, su gran figura y su buen hacer marcado a fuego en las 30000 retinas que habían aquella noche. La primera tanda de bises acabó con “Land Of Hope And Dreams” y con una alegre “American Land” que puso a bailar a todo el estadio. La fiesta continuó con “Rosalita” y “Dancing In The Dark”, que mostró el lado más cómico de Bruce dejándose caer agotado al suelo y con Little Steven tratando de reanimarlo echándole agua por encima. 1564412347213-aea830d0-42df-414d-8508-f6cd3f00d52f.jpgPero sólo por medio de los gritos del público y la visita de un doctor con una bomba de oxígeno fue capaz de resurgir cual Ave Fénix para terminar el concierto con una eternizada hasta el extremo “Twist And Shout” que terminó con nuestras últimas fuerzas. Quizás el concierto no pasará a los anales de la historia como una de sus mejores actuaciones, aunque el repertorio estuvo muy bien y toda la banda se entregó al máximo como siempre, pero no todo en la música son las canciones. También son importante las emociones y, aquella noche, con aquel principio y la compañía de mi blood brother Albert, pasó a las posiciones más altas en mi particular lista de conciertos. Con los años habría alguno más, pero eso ya formará parte de otra entrada.

Bonus Tracks:

(Aviso que ciertas imagenes del anterior video pueden herir la sensibilidad del espectador… Sobre todo al final del mismo… Vosotros mismos…)

Tour Book:

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(Tanto las fotos como los vídeos del concierto son una aportación de Albert Alentà)